miércoles, 29 de octubre de 2008

Se ha dicho... (IV)

Pasión y conocimiento en Astur
Dirán ustedes que qué hago aquí, en un sitio como éste, presentando nada más y nada menos que a Isabel San Sebastián. Eso mismo me pregunto yo, porque verdaderamente hay que ser atrevido. Pero, ya ven, uno propone y los Premios Príncipe de Asturias disponen, y allá en Oviedo se tuvo que quedar, muy a pesar suyo, la persona que en principio iba a glosar a Isabel y a su última novela. Yo trataré de sustituir la calidad literaria por la palabra entrañable y sincera, salida del corazón.
Astur, que hoy presentamos aquí, en Cudillero, y a la que voy a referirme brevemente, es una novela bien documentada, ágil y entrañable, entretenida y de fácil y obligada lectura para los amantes de la historia y la leyenda, máxime siendo asturianos, bien de nacimiento o de corazón, como es el caso de su autora, Isabel San Sebastián, teniendo, afortunadamente, mucha culpa de ello Cudillero. Por supuesto, no voy a relatar la novela, pero sí me van a permitir que dedique unas breves pinceladas a este magnífico trabajo literario, que tiene como protagonistas a Asturias y a un personaje mítico -que quién sabe si fue real-, de nombre Huma, sacerdotisa, curandera y, como mandan los cánones del matriarcado, jefa de la tribu «Astur», localizada en el castro de Coaña. La novela transcurre en una época muy especial, decisiva, de la historia de España, que marca el fin de una era y el comienzo de otra, es decir, el principio de la Reconquista, que nació como es notorio -aunque algunos se obstinen en no querer saberlo-, en nuestra tierra, en este Principado principal y en concreto en las montañas sagradas de Covadonga. Y coincide también este hecho con el fin de la era de los astures y el inicio de una nueva y floreciente etapa. Huma, la protagonista, lucha por salvar a su pueblo, sus tradiciones, usos y costumbres, a la vez que su esposo, el godo Ickila, se enfrenta, al servicio del rey Alfonso I, a los musulmanes que ocupaban la práctica totalidad de la península Ibérica, llegando a sacrificar para ello, como estaba escrito, según la profecía o maldición, el destino del pueblo Astur. Aunque posteriormente surge la esperanza con La Visigoda, hija de Huma y de Ickila y protagonista de la primera novela de Isabel. Tengo que confesar que al leer Astur vino a mi memoria parte de lo que cuento en el libro Cudillero mágico, en palabras de mi abuela Elvira Bravo, ya que se refiere en términos similares a la vida, vicisitudes y costumbres del digamos «poblado pixueto», sin duda generales en toda Asturias, pero con las lógicas peculiaridades del lugar, teniendo en cuenta el aislamiento voluntario de este rincón de nuestra costa durante siglos y el incierto origen de sus primitivos pobladores. En resumen: con la mayor modestia -pues crítico literario no soy, pero leer sí sé- recomiendo a todos ustedes que no dejen pasar la oportunidad que Isabel San Sebastián les ofrece, de disfrutar leyendo esta magnífica obra, que sin duda les hará soñar y les trasladará a una Asturias enigmática, que se pierde en la bruma de un pasado que la autora trata de recuperar y lo consigue con un sobresaliente cum laude, no solamente por la indudable e indiscutible calidad literaria, sino también porque deja patente que es una experta en la apasionante historia de Asturias, lo que se ve reflejado en las casi 500 páginas del libro, con pasión y conocimiento. Enhorabuena, pues, Isabel, por «Astur», que ya es un éxito de ventas a nivel nacional y te reitero aquel acróstico que hice de tu nombre en un acto literario, al decir que tienes la «I» de Independiente, la «S» de Sincera, la «A» de «Amiga» y ya, definitivamente como antes dije, de «Asturiana», no de nacimiento, pero sí de corazón, que es lo que importa; la «B» de Bella; la «E» de Española y la «L» de Leal. Ya termino. Isabel San Sebastián finaliza su Cuaderno Literario «Escritores en Cudillero», leído el 1 de marzo de 2003, así: «Siempre he sido feliz en Cudillero. Por eso estoy aquí; aquí pienso quedarme y aquí deseo escribir cuentos hermosos, pasear junto al hombre que amo, hacerme vieja viendo reír a mis hijos y malcriar a mis nietos. Aquí, en Cudillero, y con todos vosotros». Pues que así sea, querida Isabel, y que Huma te guíe y proteja. Que veas cumplidos todos tus deseos, que tus sueños se hagan realidad, porque te lo mereces.
Juan Luis Álvarez del Busto, cronista oficial de Cudillero, en la presentación de la novela en Cudillero

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